viernes, 9 de septiembre de 2016

A juicio de Alejandro Lanz, director del CIEV

El Arco Minero sentencia de muerte a la Región Guayana

***La mayor contradicción de la Ética socialista la cual plantea salvar el planeta, destruyendo los ecosistemas naturales más grandes de la nación
***A ciento cincuenta trasnacionales mineras se le ha entregado doce mil kilómetros del territorio nacional para la explotación de minerales metálicos y no metálicos
***Crece la preocupación por las afectaciones ambientales en las que se vería seriamente comprometida la generación de electricidad para todo el país, así como la contaminación de cuerpos de agua, perdida de bosques y biodiverdidad


El descontrol de la minería ilegal en la región Guayana desde hace más de un siglo, sumado a la ineficiencia del Estado venezolano en salvaguardar los recursos naturales más importantes de la nación, son antecedentes que generan una gran preocupación con el avance del proyecto denominado ARCO MINERO en el cual se han entregado a empresas privadas trasnacionales cerca de 12 mil kilómetros cuadrados para explotar minerales preciosos en los principales ecosistemas que generan el agua, electricidad y oxigeno para Venezuela y Suramérica.
Así lo refirió Alejandro Lanz, director del Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), al ser consultado sobre este proyecto que pretende explotar las reservas de oro, diamantes, coltán, dolomita, caolín, hierro y bauxita del país; y para quien es un error tremendo, el autorizar la minería a gran escala a cielo abierto en Guayana, sacrificando los biomas y ecosistemas más importantes del país.
“El territorio nacional entregado a las empresas privadas trasnacionales incluyen selvas de Imataca, La Paragua y El Caura, que en conjunto abarcan más de ocho millones de hectáreas, además de las cuencas de los ríos Orinoco y Caroní que alimentan a la red de centrales hidroeléctricas que generan la electricidad para todo el país (…) adicional se está comprometiendo las fuentes vegetales y de agua dulce, que proveen mecanismos de regulación ambiental, oxígeno, entre otros servicios ambientales; por lo que los seis meses que especifica el Decreto en su Artículo 10 para planificar la nueva minería que habrá de ejecutarse, nos causa una gran preocupación por su inminente puesta en marcha”, señala el titular del CIEV:
Para el ecologista, los beneficiarios serán para las empresas transnacionales autorizadas para la explotación, mientras que los costos sociales y ambientales serán, como han sido con la actual minería ilegal, lo que le queda al país, a las comunidades locales y pueblos indígenas.  

VOCES DISIDENTES

Son muchas los voceros, especialistas y profesionales que han pedido al Ejecutivo Nacional que rectifique y paralice el Arco Minero. En Guayana importantes científicos e investigadores han alzado su voz de alerta ante este inevitable ecosidio como Nalúa Silva y Alexander Mansutti de la UNEG, el investigador Francisco Delascio Chitty, el clérigo René Brohm del Alto Caura, la destacada periodista ambientalista Evelyn Guzmán, entre muchos otros.
Para el expresidente de la Comisión de Ambiente del Senado y autor de las normas ambientales de la actual Constitución, doctor Alexander Luzardo, el Arco Minero atenta contra la visión estratégica del país porque va contra las últimas reservas de agua dulce y potable de Venezuela y afectaría significativamente la producción de la energía eléctrica del país.
En este sentido, Lanz refiere al exministro Víctor Álvarez, quien junto a otros altos exfuncionarios del tren ejecutivo del expresidente Chávez se han pronunciado en contra de la entrega del país y sus recursos a las trasnacionales, siendo considerada la medida neoliberal más grande que se haya realizado en la nación. Según Juan Carlos Sánchez, integrante del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC),
galardonado en el 2007 con el Premio Nobel de la Paz, señala que los daños ambientales que conllevaría el Decreto del Arco Minero sería la deforestación masiva necesaria para las excavaciones. Esto incidiría en el cambio climático, pues “La deforestación suprime el proceso de fotosíntesis que absorbe el CO2 de la atmósfera, y a la vez emite CO2 que es el principal gas de efecto invernadero.” Además, sin bosques que recubran la región, se eliminaría la evapotranspiración del bosque, fenómeno que consiste en el envío de grandes cantidades de vapor de agua a la atmósfera, lo cual aporta a las precipitaciones lluviosas. “En otras palabras, la deforestación tiende a aumentar los problemas de sequía,” dicta Sánchez.

Ana Elisa Osorio, ex ministra de ambiente (2000-2005), agrega que despojar el terreno de bosques “puede llevar a un proceso de desertificación el sur del país.” Después de todo, la capa vegetal de la zona no es recuperable. “Lo que va a dejar abajo es caliza. O sea, que ahí no va a crecer nada más. Por lo menos por siglos.”
En este sentido, el titular del CIEV advierte que tendremos a la “vuelta de la esquina” una crisis energética sin precedentes “no se trata solamente de excavación, de deforestación, de arrasar con la superficie de todo lo que es la capa vegetal del suelo, sino que esta tierra que se moviliza se lava o se lixivia con cianuro. Y el cianuro, como sabemos, es un elemento totalmente tóxico. Esas aguas lixiviadas, esa mezcla de agua con cianuro, teóricamente se van a colocar en unas lagunas que están impermeabilizadas para contenerlas. Pero ya han habido experiencias negativas en el país, como las filtraciones de la laguna de oxidación de la abandonada concesión de sector Cristalex que desde hace más de  diez años, mineros ilegales han socavado sus adyacencias, generando filtraciones de cianuro hacia el río Cuyuní (…) Esta contaminación ha traído como consecuencia que gran parte de las comunidades indígenas y poblaciones criollas como Las Claritas, sufran diarreas constantes, aparición  espontánea de laceraciones en la piel, enfermedades bacterianas como  resistentes a cualquier tipo de antibiótico. Asimismo, según denuncias de pobladores de El Callao, una de las lagunas de oxidación de CVG Minerven, también presenta filtraciones que desembocan en el río Yuruari, lo que complica aún más, la ya delicada situación de salud pública al sur del estado Bolívar (…) Entonces imagínate que al activarse el  Arco Minero haya una ruptura o una percolación de este líquido hacia el río Orinoco, hacia el río Caroní, hacia el río Cuchivero, hacia el río Caura, que son la reserva de agua de nuestro país. Setenta por ciento de nuestras reservas de agua están en el sur del Orinoco y podrían contaminarse irremediablemente con una afectación descomunal hacia la fauna acuática y a todos los pueblos y comunidades ribereñas que viven del río, pesca, cultivos, agricultura, etc etc”, recuerda Lanz, al tiempo de también llamar la atención sobre la sedimentación del caudal del río Caroní afectaría al país entero por el colapso de los embalses y de la generación eléctrica.

NO EXISTE LA MINERÍA ECOLÓGICA

“Ni en el sur, ni el norte ni el este ni el oeste de Venezuela, ni en otras parte de Latinoamérica o el mundo existe algún tipo de Minería Ecológica. Ni la minería ilegal, que a veces es semi-maquinizada y usa grandes cantidades de mercurio, ni mucho menos la industrial, que se encuentra en los marcos formales pero es geométricamente más devastadora que la ilegal en intensidad y extensión”, señala el director del CIEV, Alejandro Lanz.
Los métodos que se utilizan para obtener por ejemplo un gramo de oro son terribles en los términos de remoción de la capa vegetal, del uso de químicos como el cianuro o mercurio, de la contaminación de las aguas, de los impactos en comunidades.
“Entendemos que existe una agudísima crisis económica en el país, pero la obtención de liquidez comprometiendo la salud a la actual población de Guayana y las generaciones futuras con la implementación del Arco Minero sería la peor decisión que pudiera tomarse (…) Actualmente empresas petroleras en el área marítima en reclamación en Guyana han certificado yacimientos de petróleo liviano con un estimado de producción de unos 100 mil barriles diarios por los próximos diez años y el Estado venezolano se mantiene silente; estando aquí la liquidez que pudiera rescatar a la nación sin sacrificar los recursos naturales de Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro”, exhorta Alejandro Lanz.
Finalmente, el titular del CIEV hace un nuevo llamado al Ejecutivo nacional para que rectifique y no destruya la naturaleza guayanesa por el espejismo de bienestar momentáneo que pueden dar los minerales preciosos que al final se cuentas se agotaran y sólo dejarán a las poblaciones locales, una naturaleza muerta que conllevará al desplazamiento forzoso de las comunidades indígenas y criollas e imposibilitando el desarrollo del ecoturismo, como una verdadera alternativa para el desarrollo sustentable y del 5to Objetivo del Plan de la Patria: Salvar al Planeta, y para ello debemos de SALVAR A GUAYANA!!!

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