martes, 24 de mayo de 2016

Una Planta de Tratamiento de Aguas Servidas para Ciudad Bolívar

Un sueño que se niega hacer realidad

Una Planta de Tratamiento de Aguas Servidas para Ciudad Bolívar

Por: Alejandro Lanz/Director General del CIEV

Ciudad Bolívar, desde la otrora Angostura del Orinoco, gobernantes van y vienen sin que alguno muestre la férrea voluntad política de “saldar cuentas” con un río Padre que nos alimenta, da trabajo y nos transporta.
Todos hablan del soberbio Orinoco, su majestuosidad y del privilegio de tenerlo frente a la capital histórica de Venezuela; sin embargo, se sigue descargando sin contemplación todas las aguas residuales y servidas de la ciudad.
Recordando los tiempos en que Rojas Suárez era gobernador, el entonces secretario de Infraestructura del Ejecutivo regional, ingeniero Héctor Millán, anunciaba que uno de los proyectos mas importantes de su administración sería precisamente la construcción de una planta de tratamiento de aguas servidas para Ciudad Bolívar: “tenemos que comenzar a construirla en 18 meses máximo de acuerdo a un convenio obligante con el Ministerio del Ambiente”, dijo para aquel entonces y aún se está en mora con toda la región.

En la actualidad se siguen descargando todas las aguas putrefactas al río Orinoco a través de seis puntos aguas abajo y otro punto que está aguas arriba de la Toma del Acueducto; con lo que la progresiva y peligrosa contaminación del río Padre sigue sin dolientes y con una población malagradecida que no ejerce ningún tipo de presión pública para con quien nos brinda tantas bondades. 
Décadas después el Socialismo del Siglo XXI prometió saldar esta deuda histórica de una Ciudad que, paradójicamente, quiere ser nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, algo así como Paisaje Cultural de la Humanidad; pero que contamina su principal recurso natural del cual se basa para alcanzar este digno nombramiento.
No obstante el proyecto sigue estando “engavetado” en el Ministerio de Ecosocialismo desde hace más de diez años, sin que nadie lo haya podido desempolvar.
Para tener una idea de la problemática ambiental, podemos citar los muestreos realizados desde el 2005 al 2007 por la Red de Calidad de Agua de los ríos Orinoco y Caroní que opera CVG, en el cual se registraron “en forma recurrente” valores superiores a los establecidos para los usos más restrictivos como son el contacto humano total o parcial, siendo estos los referentes a los coliformes totales y fecales y las concentraciones de aceites y grasas, hierro total, aluminio total y fenoles. ¡Y este informe fue hace diez años atrás!
Otro estudio realizado por la Escuela de Ciencias de la Salud de la UDO, Sección Bioquímica en el año 2010 público los resultados de los estudios de la calidad del agua en los municipios Heres y Caroní, con conclusiones alarmantes.
Entre los resultados se muestran indicadores bacterianos en muestras del río Orinoco, tramo Ciudad Bolívar, y se evidencia que los niveles más elevados se encuentran en los sectores Desembocadura del Río San Rafael, La Cruz del Perdón y La Alameda, con valores de hasta 106 UFC/100 ml para bacterias heterótrofas totales; además, presencia de Escherichia coli y valores de enterococos de hasta dos diluciones decimales.
Mientras en el Balneario Marcella del municipio Heres mostró recuento de coliformes totales que exceden la norma oficial. Además, el Balneario La Candelaria (25%) mostró presencia de E. coli y enterococos, con valores de coliformes fecales dentro de los límites esperados.
Entre las conclusiones del estudio bacteriológico del agua del río Orinoco, tramo Ciudad Bolívar, indicó que el agua procedente de los sectores Desembocadura del Río San Rafael, Sector La Cruz del Perdón y Sector La Alameda no es apta para el contacto humano porque sus recuentos exceden los límites de la norma sanitaria vigente para este tipo de aguas. Mientras, en relación a los balnearios muestreados provenientes del río Orinoco (municipio Heres), el 50% son aptos para el contacto humano. En el Balneario La Candelaria hay que prestar especial atención a la presencia de contaminación fecal reciente en el agua (Escherichia coli), aun cuando sus valores de coliformes fecales están dentro del criterio.
Si tomamos en cuenta que este estudio data de hace seis años atrás; la situación actual de las aguas del Orinoco y afluentes, vuelve a poner en la palestra, la urgente construcción de un sistema interconectado de aguas servidas y cloacales direccionado a una Planta de Tratamiento para comenzar a minimizar comprobada contaminación del río Orinoco.
Estamos frente a un problema de salud pública de grandes dimensiones, un problema que puede ser evitado por el bien del pueblo bolivarense y de toda la región Guayana.
En este sentido, vale la pena mencionar que el 28 de julio de 2010 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó en su resolución el acceso al agua potable y al saneamiento básico de la misma como “un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y todos los derechos humanos”. La declaratoria resalta que “cada año fallecen, aproximadamente, 1.5 millones de niños menores de 5 años y se pierden 443 millones de días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua”.
Esto se extiende no solo a la existencia de una planta de tratamiento de aguas servidas, sino el oportuno acceso al sistema de cloacas y el desecho apropiado de las aguas negras, en donde vuelve a comenzar el ciclo. Pero en Ciudad Bolívar las aguas servidas no solo contaminan el Orinoco sino que bañan múltiples calles de la urbe y mantienen en “jaque” al Jardín Botánico del Orinoco, donde –literalmente-, las colecciones botánicas como el Palmetun y Crasuletun se han perdido al quedar sumergidas, en reiteradas oportunidades, bajo las aguas cloacales provenientes de San Isidro. Un crimen ecológico que ha todas luces, demuestra la indiferencia de los gobernantes locales con la naturaleza y el medio ambiente.
Lamentablemente hoy, el Jardín Botánico del Orinoco, quien fue hace años, el segundo centro de estudio y de colecciones botánicas de la nación; en la actualidad sólo es un pequeño centro recreativo con un área de grama mantenida para que niños jueguen en los deteriorados parquecitos infantiles. La investigación botánica, los paseos guiados para que los estudiantes conocieran la diversidad de nuestra flora y todo el mundo científico que allí albergaba, se perdió.

El llamado es a todos los entes público, a las diversas instancias del poder Ejecutivo –municipal, estadal y nacional-, a encontrar la voluntad política para hacer la diferencia y “saldar” esta cuenta histórica con el pueblo de Guayana y del soberbio Orinoco que no aguanta más aguas cloacales como el aporte de una civilización a su cauce. 

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