Un sueño que se
niega hacer realidad
Una Planta de Tratamiento de
Aguas Servidas para Ciudad Bolívar
Por: Alejandro
Lanz/Director General del CIEV
Ciudad Bolívar,
desde la otrora Angostura del Orinoco, gobernantes van y vienen sin que alguno
muestre la férrea voluntad política de “saldar cuentas” con un río Padre que
nos alimenta, da trabajo y nos transporta.
Todos hablan del
soberbio Orinoco, su majestuosidad y del privilegio de tenerlo frente a la
capital histórica de Venezuela; sin embargo, se sigue descargando sin
contemplación todas las aguas residuales y servidas de la ciudad.
Recordando los
tiempos en que Rojas Suárez era gobernador, el entonces secretario de
Infraestructura del Ejecutivo regional, ingeniero Héctor Millán, anunciaba que
uno de los proyectos mas importantes de su administración sería precisamente la
construcción de una planta de tratamiento de aguas servidas para Ciudad Bolívar:
“tenemos que comenzar a construirla en 18 meses máximo de acuerdo a un convenio
obligante con el Ministerio del Ambiente”, dijo para aquel entonces y aún se
está en mora con toda la región.
En la actualidad
se siguen descargando todas las aguas putrefactas al río Orinoco a través de
seis puntos aguas abajo y otro punto que está aguas arriba de la Toma del
Acueducto; con lo que la progresiva y peligrosa contaminación del río Padre
sigue sin dolientes y con una población malagradecida que no ejerce ningún tipo
de presión pública para con quien nos brinda tantas bondades.
Décadas después el
Socialismo del Siglo XXI prometió saldar esta deuda histórica de una Ciudad
que, paradójicamente, quiere ser nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad
por la UNESCO, algo así como Paisaje Cultural de la Humanidad; pero que
contamina su principal recurso natural del cual se basa para alcanzar este
digno nombramiento.
No obstante el
proyecto sigue estando “engavetado” en el Ministerio de Ecosocialismo desde
hace más de diez años, sin que nadie lo haya podido desempolvar.
Para tener una
idea de la problemática ambiental, podemos citar los muestreos realizados desde
el 2005 al 2007 por la Red de Calidad de Agua de los ríos Orinoco y Caroní que
opera CVG, en el cual se registraron “en forma recurrente” valores superiores a
los establecidos para los usos más restrictivos como son el contacto humano
total o parcial, siendo estos los referentes a los coliformes totales y fecales
y las concentraciones de aceites y grasas, hierro total, aluminio total y
fenoles. ¡Y este informe fue hace diez años atrás!
Otro estudio
realizado por la Escuela de Ciencias de la Salud de la UDO,
Sección Bioquímica en el año 2010 público los resultados de los estudios de la
calidad del agua en los municipios Heres y Caroní, con conclusiones alarmantes.
Entre los resultados se muestran indicadores
bacterianos en muestras del río Orinoco, tramo Ciudad Bolívar, y se evidencia
que los niveles más elevados se encuentran en los sectores Desembocadura del
Río San Rafael, La Cruz del Perdón y La Alameda, con valores de hasta 106
UFC/100 ml para bacterias heterótrofas totales; además, presencia de
Escherichia coli y valores de enterococos de hasta dos diluciones decimales.
Mientras en el Balneario Marcella del
municipio Heres mostró recuento de coliformes totales que exceden la norma
oficial. Además, el Balneario La Candelaria (25%) mostró presencia de E.
coli y enterococos, con valores de coliformes fecales dentro de los límites
esperados.
Entre las conclusiones del estudio
bacteriológico del agua del río Orinoco, tramo Ciudad Bolívar, indicó que el
agua procedente de los sectores Desembocadura del Río San Rafael, Sector La
Cruz del Perdón y Sector La Alameda no es apta para el contacto humano porque
sus recuentos exceden los límites de la norma sanitaria vigente para este tipo
de aguas. Mientras, en relación a los balnearios muestreados provenientes del
río Orinoco (municipio Heres), el 50% son aptos para el contacto humano. En el
Balneario La Candelaria hay que prestar especial atención a la presencia de
contaminación fecal reciente en el agua (Escherichia coli), aun cuando
sus valores de coliformes fecales están dentro del criterio.
Si tomamos en cuenta que este estudio data de
hace seis años atrás; la situación actual de las aguas del Orinoco y afluentes,
vuelve a poner en la palestra, la urgente construcción de un sistema
interconectado de aguas servidas y cloacales direccionado a una Planta de
Tratamiento para comenzar a minimizar comprobada contaminación del río Orinoco.
Estamos frente a un problema de salud pública
de grandes dimensiones, un problema que puede ser evitado por el bien del
pueblo bolivarense y de toda la región Guayana.
En este sentido,
vale la pena mencionar que el 28 de julio de 2010 la Asamblea General de la
Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó en su resolución el acceso al agua
potable y al saneamiento básico de la misma como “un derecho humano esencial
para el pleno disfrute de la vida y todos los derechos humanos”. La
declaratoria resalta que “cada año fallecen, aproximadamente, 1.5 millones de
niños menores de 5 años y se pierden 443 millones de días lectivos a
consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua”.
Esto se extiende
no solo a la existencia de una planta de tratamiento de aguas servidas, sino el
oportuno acceso al sistema de cloacas y el desecho apropiado de las aguas
negras, en donde vuelve a comenzar el ciclo. Pero en Ciudad Bolívar las aguas
servidas no solo contaminan el Orinoco sino que bañan múltiples calles de la
urbe y mantienen en “jaque” al Jardín Botánico del Orinoco, donde
–literalmente-, las colecciones botánicas como el Palmetun y Crasuletun se han
perdido al quedar sumergidas, en reiteradas oportunidades, bajo las aguas
cloacales provenientes de San Isidro. Un crimen ecológico que ha todas luces,
demuestra la indiferencia de los gobernantes locales con la naturaleza y el
medio ambiente.
Lamentablemente
hoy, el Jardín Botánico del Orinoco, quien fue hace años, el segundo centro de
estudio y de colecciones botánicas de la nación; en la actualidad sólo es un
pequeño centro recreativo con un área de grama mantenida para que niños jueguen
en los deteriorados parquecitos infantiles. La investigación botánica, los
paseos guiados para que los estudiantes conocieran la diversidad de nuestra
flora y todo el mundo científico que allí albergaba, se perdió.
El llamado es a
todos los entes público, a las diversas instancias del poder Ejecutivo
–municipal, estadal y nacional-, a encontrar la voluntad política para hacer la
diferencia y “saldar” esta cuenta histórica con el pueblo de Guayana y del
soberbio Orinoco que no aguanta más aguas cloacales como el aporte de una
civilización a su cauce.
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